Mi infancia no fue fácil, y mucho menos feliz, aunque no era consciente de eso entonces. Ahora que ya ha pasado mucho tiempo, soy capaz de enfrentarme a ello. Me llamo Emma y esta es mi historia.
Éramos tres: mi madre, mi hermana pequeña Clara y yo. Siempre éramos tres, encerradas en nuestro pequeño mundo, que se reducía a la casa que habitásemos en ese momento. A cualquier niño le gusta tener un lugar en el que vivir, con unas costumbres fijas, una serie de rutinas que hacen que se sienta seguro, pero eso no era así para nosotras. Siempre estábamos de un lado para otro. Desde que yo podía recordar, nunca habíamos pasado más de unos meses en la misma casa, en algunas ocasiones nos habíamos llegado a mudar a la semana de haber llegado, pero era lo único que podíamos hacer si queríamos estar a salvo.
Poco conocíamos de nuestro pasado. Lo único que nuestra madre nos había explicado era que nuestro padre había desaparecido cuando yo sólo tenía cuatro años y mi hermana era apenas una recién nacida. Mis padres vivían entonces en Francia, pero al quedarse sola, mi madre se trasladó a España. Fue entonces cuando Ellos comenzaron a perseguirnos. Mamá los llamaba Los extraños, y no admitía muchas preguntas al respecto, lo único que nos decía era que ellos nos buscaban, querían encontrarnos y que ella no pensaba permitirlo, por eso teníamos que ir siempre en busca de un lugar seguro. No puedo recordar todas las casas en las que vivimos: fuimos de ciudad en ciudad, viviendo en todo tipo de casas, hasta que llegó un día, en el que mamá dijo que por fin había encontrado la casa perfecta, estaba en un lugar muy lejano y allí no podrían encontrarnos.
Abandonamos España y nos marchamos a Inglaterra, el país en el que mi madre había vivido hasta que se casó con nuestro padre, en concreto, fuimos a vivir a Thornton le Dale, Yorkshire. Era un pequeño pueblo rodeado de campos de cultivo y numerosas granjas, y algo alejado de cualquier ciudad, lo que lo convertía en un escondite perfecto. Nuestra nueva casa estaba aun más escondida que este pueblo. Siguiendo la carretera de Ellerburn que salía del pueblo hacia el norte, estaba el bosque de Ellerburn. Allí, lo que en su día habría sido una pequeña granja, había sido remodelada y se había convertido en un enorme caserón, los habitantes del pueblo apenas recordaban su existencia y se había abandonado mucho tiempo atrás, por lo que poca gente se enteró de nuestro traslado.
Nunca nos gustó aquella casa. Era enorme, fría y llena de pasillos y habitaciones vacías. A menudo, Clara y yo nos sentíamos atrapadas allí dentro, como si por mucho que caminásemos nunca fuésemos a poder abandonar ese lugar, un pequeño mundo del que no se podía salir, una escalera que nunca se terminaba. Fue en esa casa donde tuvo lugar nuestra historia.
1 comentarios:
La introducción es muy escueta pero consigue atraparte desde el principio. Además de por tu texto te felicito por la estética de tu blog :) ¡está muy trabajado!
Elena.
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